26 Ene Trucos infalibles para aumentar la autonomía del coche eléctrico
1. Conducir con suavidad
Todo vehículo verá reducida su autonomía si el conductor lo maneja con brusquedad, especialmente en lo que a aceleraciones respecta. Es algo que se nota y mucho en los coches con motor térmico, pero es aún más vital en los eléctricos.
No olvidemos que la autonomía teórica de un vehículo ha sido calculada en circunstancias muy cercanas a las ideales, por lo que todo lo que sea conducir de manera atípica afectará.
2. Velocidad constante
Este segundo punto guarda relación con el anterior, pues todo lo que sea conducir suave y evitar grandes cambios de velocidad nos permitirá rodar con mayor constancia. Esto redunda en un menor esfuerzo del motor eléctrico para mantener la velocidad, lo que a su vez reduce el consumo de energía.
3. Distancia de seguridad
Cuando guardamos una distancia de seguridad adecuada con el resto de vehículos de la vía, no sólo circulamos más seguros, sino que además tocamos menos el freno y, por tanto, el acelerador, lo que redunda en un menor consumo de energía eléctrica y el consiguiente incremento de la autonomía.
Con tráfico intenso o a la hora de adelantar, siempre es mejor guardar mayor distancia para así poder modular la velocidad con antelación, lo que nos ayudará a ser más constantes y eficientes.
4. Gestión de la frenada regenerativa
El freno regenerativo es un dispositivo que incluyen los vehículos eléctricos y que sirve para recuperar parte de la energía empleada en mover las ruedas.
En esencia, este sistema recupera la energía malgastada cuando no aceleramos, recargando las baterías. Los coches eléctricos cuentan con diferentes modos de recuperación de energía que van asociados a un efecto de retención similar al de los coches térmicos, lo que notamos cuando soltamos el acelerador con una marcha engranada.
Cuanto mayor sea el efecto de retención, mayor será también la recuperación de energía, por lo que podemos aprender a conducir de manera que podemos sustituir en parte el uso del freno por la retención del freno regenerativo.
5. Ruta eficiente
En muchas ocasiones existen varias maneras de llegar a un mismo destino, pero no todas resultan igual de largas o eficientes. Puede ocurrir que para llegar a un punto concreto nos encontremos con dos rutas similares en tiempo y distancia, pero una de ellas nos permitirá consumir menos energía porque tendrá menos tráfico, kilómetros por ciudad, desniveles o curvas.
6. Recarga inteligente
Como ya hemos señalado en múltiples ocasiones, el coste de la recarga varía mucho en función del lugar y la hora en que realicemos la operación. Lo habitual es que el propietario de un coche eléctrico tenga un punto de recarga propio en su domicilio, lo que le permitirá aprovechar la noche para realizar una carga eficiente y económica.
Pero esto no afecta sólo al bolsillo, sino también a la autonomía, aunque más a largo plazo. La clave está en mejorar el mantenimiento y durabilidad de las baterías, que en determinadas circunstancias sufren un deterioro más acelerado.
7. Climatización durante recarga
Los sistemas auxiliares de los vehículos eléctricos consumen bastante energía y pueden mermar la autonomía de manera ostensible, especialmente los de climatización.
Por eso, un buen modo de minimizar este efecto es aprovechar el periodo de recarga para ajustar la temperatura del habitáculo, para después simplemente mantener la misma. Eso hará que el coche realice el mayor esfuerzo durante la carga, reduciendo al mínimo la demanda cuando desenchufemos para circular.
8. Evitar peso innecesario
No es necesario explicar por qué cuesta más esfuerzo mover 1200 kg que 1300, por ejemplo. Por tanto, cuanto mayor sea la masa a trasladar, mayor energía deberá consumir nuestro coche y menor será la autonomía disponible.
Esto es igual para cualquier tipo de coche, por lo que nunca es aconsejable llevar más peso del necesario. No te estamos pidiendo que le digas a tu cuñado que vaya en autobús o que renuncies a la maleta en un viaje, pero sí que lleves lo imprescindible para cada momento.
9. Control periódico de los neumáticos
Este también es un consejo aplicable a cualquier vehículo con ruedas, pues mantener la presión adecuada en los neumáticos nos permitirá obtener varios beneficios.
Dejando de lado el rendimiento o la seguridad (óptimo agarre y distancia de frenado), podremos consumir menos energía al reducir el rozamiento que la banda de rodadura ejerce sobre el asfalto. Sin embargo, con unos neumáticos dotados de presión insuficiente, la superficie de contacto aumentará y será necesario consumir más energía para contrarrestar dicho incremento del rozamiento
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